A eso que llamamos, Mentalidad

Me parece interesante escuchar con atención a la gente cuando habla. Primero por pura educación y empatía y luego, por cómo cambia su expresión facial al decir algunas palabras. Observar, agudiza la mente.

Y noto un especial cambio en las facciones, cuando se nombra la palabra “mentalidad”.

A veces, observo expresiones que pretenden autoridad, otras de seriedad y en algunas pocas, la de no saber qué se dice, o para lo que se dice. Poner ojos redondos y la boca pequeña, evidencia el hecho.

Antes de lanzarme a dar opiniones como un desagallado —ansioso en canario— me documenté un poco y encontré algunos datos bastante interesantes: «mentalidad» apareció por primera vez en 1917, en el Diccionario de la Lengua Española y hasta 2019, le seguían palabras como «empresarial», «contemporánea» o «colonial» en los libros de texto, entre otros 50 curiosos resultados.

Para quedarme con una idea más completa voy a la RAE —es que hay que ir— y ahí, se refiere a «mentalidad» como el “modo de pensar o configuración mental de una persona”, también al “conjunto de opiniones y representaciones mentales propio de una colectividad”.

Con todo esto en mente y algunas búsquedas más, reflexiono en esto mientras escribo.

Mentalidad o Mindset ¿pura autoteroría?

Mentalidad en rojo y Mindset en azul. Un valor de 100 indica la popularidad máxima. 2004 – 2023. Google Trends

Al ver un par de gráficos y por lo vivido en estos años de auge del emprendimiento (acoso y derribo, también), la palabra «mentalidad» se ha usado y sobado hasta la saciedad en entornos corporativos, en los que se buscan mentes con enfoque para los negocios, crear proyectos y generar riqueza.

A partir de este uso inicial, la «mentalidad empresarial» se ha desfigurado y acompañado de otras mentalidades complementarias como la del liderazgo, la emprendedora o la mentalidad productiva y así, hasta casi 30 opciones más, para configurar un monopolio de mentalidades codependientes, que generan mucho dinero: desde cursos, talleres, coaching y retiros, hasta los más de 60.000 libros publicados y relacionados con el término “mentalidad”, en las estanterías de Amazon.

Conviene saber, que todo este movimiento de cambio de mentalidad empresarial, viene principalmente de EE.UU. y se ha encargado, de hacer que el cambio de mindset sea atractivo y lucrativo, con autoras como Carol Dweck que popularizó el concepto de “Mindset Work” en 2006 en su libro no académico “Mindset: The New Psychology of Success” (traducido al español como “Mindset: La Actitud del Éxito”).

Hay que resaltar que Dweck, introduce ese término por primera vez en un artículo de 1988, basándose en “suposiciones fundamentales sobre la maleabilidad de los atributos personales”. Por lo que leí, en literatura académica se traduce como “teorías implícitas” y a menudo se trata como sinónimo de “creencias implícitas”, “autoteorías” o “mentalidades”. (Wikipedia).

Vamos, que me parece que la psicóloga y sus acólitos, nos han colado muy bien un concepto “inventado” y basado en estudios poco rigurosos. En lo particular, pienso que le han sabido dar un buen giro de tuerca, para hacerlo creíble, atractivo y lucrativo hasta el día de hoy.

En la mentalidad, los opuestos se atraen

Porque uno sin el otro, parece que no pueden vivir.

También existen mentalidades que resuelven a su contraria, para la mentalidad negativa, tenemos la positiva, a la de la escasez, la de la abundancia, a la del corto plazo, el largo plazo… me resulta muy aburrido continuar.

A más leo, más observo que todo este ecosistema de mentalidades codependientes, solo sirven para ofrecer soluciones motivadoras, oportunistas y simplistas. Muchas veces basados en casos de éxito importados de otras sociedades, con realidades muy diferentes.

Aunque la globalización de este siglo XXI nos hizo creer que estamos conectados y tenemos realidades comunes, cada sociedad ha demostrado con el paso del tiempo, tener realidades muy particulares, localizadas y complejas, en la que sus individuos se enfrentan a retos propios y colectivos.

En este escenario, las metodologías fast food o de manual, no solventan los retos a los que se deben enfrentar.

La mentalidad es un proceso, no una solución.

Mentalidad, va de atreverte a pensar

Habíamos leído al principio que mentalidad es el “modo de pensar o configuración mental de una persona”.

Siendo esto así, veo que esa configuración única y personal —en parte— se basa en la propia vivencia, al aprendizaje de la interrelación con otros, a la observación, análisis y salir —como diría Kant— de la minoría de edad intelectual, en la que mucha gente se refugia a lo largo de su vida.

En mi vivencia, ese cambio de mentalidad ha sucedido con el paso del tiempo, las experiencias personales de todo tipo y el autoanálisis crítico, donde morir y renacer en algunas etapas, me ha hecho replantearme la forma en que he enfocado mi vida, en su totalidad.

Mucha razón tiene el filósofo José Carlos Cruz, cuando dice que es necesario reflexionar sobre lo que nos ocurre, en vez de dejarnos llevar por hábitos, modas, pensamientos o ideas, que nada tienen que ver con nosotros. Sin haber pasado ningún filtro, sin saber si son convenientes, correctas o no.

Según lo veo, «mentalidad» no va de tener un tipo u otro, de tratarlas en compartimentos estancos. Va de atreverse, hacer, no dejarse llevar, pensar y repensarse.

Es lo que nos diferencia a unos y a otros y que, al mismo tiempo, nos configura como sociedad.

Va de darle protagonismo a las capacidades básicas de todas las personas, para que desarrollen su proyecto de vida, de la mejor manera posible.


Foto de portada de dominio público CCO. Ver fuente original aquí.

2 respuestas a “ A eso que llamamos, Mentalidad ”

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