Este que ves ahí, soy yo.
Las fotos anteriores a estos momentos, las tiré por el inodoro…
Sabes, a una edad me di cuenta de que ese que veía en el espejo, cambiaría. No sabía por qué ni tenía respuestas… pero, quería cambiar.
Lo que sucedió más tarde, es que como a todo mortal, las modas, hábitos y personas que vinieron después me cambiaron.
Sacaron nuevas facetas mías, inquietudes y experiencias, ¿te ha pasado también?
Viví lo mejor de ese tiempo con lo mejor que yo podía dar. Así, otros dobles parecidos a mí, comenzaron a acompañarme.
En cada momento, detrás de cada cámara, estaba la mano de quien me retrataba, el ojo de quien veía en uno de mis dobles “algo especial”.
Me doy cuenta con el tiempo que lo más especial era ESE, momento que estábamos viviendo. Nada más (y nada menos).
2010 fue un año de cambios y explosión creativa. Pasaron muchas cosas. Muchas nuevas y otras, con la versión propia del momento.
Yo estaba allí y mis otros dobles, también.
No sabía lo que vendría después, ni las nuevas personas que llegaron en esos años, ¿cómo saberlo?
En mis ojos veo a cada una y cada momento…
Lo mejor es que esos dobles y yo compartimos algo esencial, que no cambia: las ganas de probar, de decir ¡Sí!, con entusiasmo, a cada oportunidad, a cada nuevo reto o persona.
Ver desde la distancia a esos dobles me ayuda a entender mejor quién he sido y por qué. Y si hay algo o alguien al que perdonar, hacerlo.
Y aunque fantaseo con mi doble del futuro, estoy seguro de que otro diferente al que me imagino aparecerá.
Tú, yo, todos tenemos dobles.
Una versión desconocida de uno mismo. Las que hemos visto y las que veremos.
Llego a los 50 años con una visión muy completa de lo que he sido, de mis “dobles” —mis otras versiones— y con ganas de descubrir los que aparecerán.
Los años pasan y lo que hice y fui, no volverá. Todo tiene su momento. Cada momento hay que dejarlo marchar.
Siempre digo que quiero llegar a los 120 años con dignidad y alegría, si no fuera así, desde luego que sé lo que tengo que hacer. Uno de mis dobles se encargará de ello.
Ahora toca dejar que otros dobles me acompañen.
¡Toca vivir!
¿Crees que en estos años no he tenido crisis? Tantas o más, como dedos en manos y pies.
Pero, aunque el mundo siempre esté patas arriba, toca vivir.
A por otro año más.
Estas líneas no serían posibles sin todos los amigos y cercanos que han sacado cada foto que te muestro aquí. A todos ellos, gracias por darle imágenes a lo vivido.
Hola Caco; por supuesto que voy a seguir tu newsletter.
Si, yo también tengo mis dobles, o mis anteriores Lisardos y mis futuros Lisardos que no se como serán. Como tu, me abro a lo que venga. Estreno cada día como si fuera el último y justamente, el otro día reflexionaba sobre el hecho de que en los últimos cuatro años han llegado a mi vida “Ángeles” o “Seres de Luz”, o llámales como quieras, que hacen que cada día me guste más vivir.
Cuando tenga esos 120 años, volvemos a hablar de planes y de ilusiones, si te parece
Ay Lisardo! Así es totalmente de acuerdo contigo ¿te imaginas nosotros centenarios hablando de nuestras cosas?
Ojalá se de, apetece. Gracias por seguir la Newsletter ¡Abrazo!
Vir! Que bonito leerte. Así es como dices, suma de momentos. Gracias por pasarte y conectar con lo que comparto. Gracias, gracias!! ?
Cierto. Momentos… La suma de ellos es lo que nos da la vida… O nos la quita… Gracias a ellos y a todos los que los comparten con nosotros. Gracias, gracias, gracias.
PD: felicidades, sigue cumpliendo años así de bien y sigue compartiéndolo con nosotros
Tal cual Vir! Gracias por leer y pasarte por aquí.
Así lo haré, compartir para aprender(nos). ❤️
Caco, Carlos, Señor Martín. Yo no tengo dobles, tengo triples, cuádruples y quíntuples y así hasta este año, que al igual que tú, este 1972 somos 50 veces más. ¿120?, no sé, yo con 119 casi que me conformo. Seguimos creciendo y multiplicándonos, como dijo el señor.
Que bueno compartir el viaje!!
Me ha gustado mucho, Carlos. Y me fascina la idea de los dobles. Y todos esos dobles que vamos dejando detrás según pasa el tiempo.
Viendo un día las fotos todas juntas me pareció fascinante, porque hay una idea de que uno se ve “más o menos igual” y no es así. Alberto gracias por pasarte por aquí. ¡Abrazo!