Eligiendo ¿buena vida o vida buena?

A priori, parece una pregunta con trampa. Ambas opciones suenan parecidas, pero no es así, ‘buena vida’ y ‘vida buena’ son diferentes.

Piensa en ello, la ‘buena vida’ es por lo que la gente —ese saco roto donde nos metemos casi todos— lucha a diario. Es un estatus social y no tanto moral, pero que propone una forma de vivir que creemos merecer.

Es un tipo de vida donde solemos meter todos los estereotipos y clichés que hemos absorbido sin filtro, desde antes de tener uso de razón.

Salud, dinero y amor. Un trío donde no caben todos

Salud, dinero y amor, cantaban Cristina y los Stop en 1967. Según la opinión popular —y la canción no es responsable— son los ingredientes para una buena vida.

La llamada ‘buena vida’ se compone de esos tres ingredientes mágicos: buena salud en la edad en la que te encuentres, dinero, el suficiente para vivir con tranquilidad y amor, como quieras vivirlo, según tu escala de valores en las relaciones personales.

Aunque por lo general, esa ansiada ‘buena vida’ llega tarde y con alguno de los tres ingredientes mágicos en diferente medida o equilibrio. También, llega gracias tratos y contratos como créditos, hipotecas y otros parches, que hacen que la ansiada ‘buena vida’ termine pareciéndose a los perfumes equivalentes: aunque huele parecido, no es.

Por lo que he vivido hasta ahora, esas técnicas para acercar esa buena —y occidental— vida, no funcionan. En su momento, me dejaron secuelas de salud, económicas y emocionales importantes.

Pasé entre 5 a 8 años (y sus días) en saldar deudas económicas, recobrar mi salud y reorientar mi brújula emocional. Por forzar a tener esos ingredientes mágicos y lograr mi versión de ‘buena vida’, la cagué. La cagué bastante.

Girando el timón hacia la vida buena

Ya ves, cuando toqué fondo y viví mi propia noche oscura del alma, fue cuando me di cuenta de que esa buena vida —o la vida que la “gente” de la que te hablé antes, quiere vivir— no funciona para mí.

La ‘vida buena’ tal y como la vivo, se compone de cosas más sencillas y gratificantes. No me malinterpretes, no digo de rechazar los placeres de la vida. Digo que hay que hacer una selección de ellos y escoger los que funcionan para cada quien, según su escala de valores.

Te resumo mis criterios básicos:

Poquito y rico. Comer lo mejor que me permita mi economía, priorizando por lo sencillo y saludable.

Bueno y atemporal. Busco mi propio estilo con ropa y calzado que sea cómodo, resistente y duradero, evito las tendencias de moda. En mi hogar, tengo solo lo necesario. Si no lo recuerdo es que no lo uso y si es así, no lo necesito.

Menos ruido y más criterio. Las redes sociales no son mi principal fuente de información. Comparto solo lo relevante. No me interesa seguir las noticias virales. Contrasto información antes de dar opiniones. Me gusta leer libros y como ves, escribir para reflexionar de mis cosas.

Confianza y armonía. Busco y me interesan las personas con energías más livianas donde la confianza, serenidad, autenticidad, alegría y madurez marcan la pauta de las relaciones.

Vida buena, es un traje a medida

Habrás visto que algunos de tus amigos y cercanos, cambiaron de vida en plan radical o, que poco a poco han ido simplificando su vida y las personas que eran hace años, no tienen nada que ver, con las que son ahora.

Si les preguntas, verás que cada camino para llegar a la ‘vida buena’ ha sido muy diferente en cada caso. Y además, que no fue un camino exento de esfuerzo o sacrificio. Porque hay miles de formas de llegar a la ‘vida buena’ ya sea por convicción o por obligación.

La ‘vida buena’ se compone de valores sencillos, tal vez, los esenciales. Esos que compartimos, no importa de que país, raza o condición seamos. Son esos mínimos que nos unen como sociedad civilizada.

La ‘vida buena’ se compone también de tus propias elecciones, quitando todos los clichés y estereotipos que hemos dado por verdaderos y se ha demostrado con creces, que nos han hecho muchísimo daño de manera individual y global.

La ‘vida buena’ está conectada al entorno, no tiene sentido querer llevar este tipo de vida aislándose de la sociedad. Porque viviendo conectado —y no influido— por ella, es como puedes aprender, probar y mejorar. Nos necesitamos mutuamente y a tu camino personal se unirán otros que resuenen como tú.

Eso sí, no consideres a la ‘vida buena’ un derecho o un destino. Es un proceso con un resultado, en el que cada quien debe poner esfuerzo, voluntad y valentía.

Llegando hasta aquí, creo que sí, salud, dinero y amor, podrían ser los primeros ingredientes de la vida buena. Solo que tal vez, tengamos que buscar otra receta.


Foto destacada: Caña y tapa que son almuerzo. Bar Más Corazón. Madrid

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