El código de las redes sociales: Lo que no estamos viendo.

En 20 años de uso de redes sociales hemos pasado a ser de audiencias a usuarios y de consumidores a productores-consumidores ¿qué consumimos?

Si algo le tenemos que agradecer a las redes sociales en los más de 90 días de aislamiento, es que nos ayudaron a tener más información sobre la pandemia y también, más opciones para escapar de ella.

España es después de Portugal el país de la Unión Europea que más usa las redes sociales como fuente de información, para ser exactos el 56% de la población las tiene como primera fuente.

Según un informe de Smartme Analytics, en la tercera semana de marzo usamos nuestros teléfonos unas 3 horas al día y principalmente, para comunicarnos y estar en redes sociales.

Es así como el tráfico en los 3 meses de aislamiento aumentó hasta un 50% más. Instagram despuntó a la cabeza como la red social que más usuarios nuevos tuvo en en esos meses, seguida por Facebook, TikTok y Youtube.

Prácticamente todas las plataformas más populares se beneficiaron de nuestro tiempo libre, ansias por conectar con más personas y por supuesto, de nuestros datos.

Incremento de nuevos usuarios durante la cuarentena por coronavirus en España / Fuente Statista

De usuarios a consumidores de contenido

Debemos admitir que no somos los mismos usuarios de redes sociales del 2000 cuando nuestra necesidad principal era encontrar a nuestros familiares, amigos y transmitir aspectos de nuestra vida cotidiana.

Sin darnos cuenta en estos 20 años de uso de redes sociales, hemos pasado a ser de audiencias a usuarios y de consumidores a productores-consumidores o ‘prosumers’, (ver estudio aquí) formando parte del engranaje del marketing online. Pues al mismo tiempo que consumimos contenido generado por nuestros seguidores, también creamos contenido de interés para ellos.

Es así como las redes sociales se han convertido en nuestra fuente principal de noticias – reales o falsas – generadas por otros usuarios.

Las redes sociales, además de ser un contenido en sí mismas, se han convertido en una de las principales puertas de entrada al resto de contenidos digitales

Ontsi – Observatorio Nacional de las telecomunicaciones y de la SI

Además este fascinante entorno digital nos sirve para compartir opiniones, investigar sobre temas concretos, comprar productos o contratar servicios. Creo que somos conocedores de su uso, aunque no maduros, pese a que seamos un poco más conscientes de lo que compartimos.

En estos 20 años de uso y disfrute de redes sociales principalmente americanas, nuestro lenguaje y expresión de nosotros mismos en el entorno digital se ha mercantilizado.

Nuestra ‘estrategia’ es ‘posicionarnos’, buscamos ser ‘relevantes’, tener aprobación social y beneficios económicos. Estar en el social media solamente para conversar con nuestros amigos podría resulta algo ‘naif’ a los teclados de algunos.

Por otro lado, se sigue opinando que lo que sucede en redes sociales no es real y que los usuarios retratan una visión idealizada de sí mismos. Lo cierto es que el impacto en nuestro mundo offline es real y contundente, tanto a nivel personal como social.

Así quedó claro en 2016 y el escándalo de Cambridge Analytica, que reunió datos de usuarios para influir en las elecciones americanas de ese año.

Voilà! tenemos a un presidente elegido gracias a la influencia de los datos salidos de una red social. 

Redes sociales, lo que no vemos
Redes sociales, lo que no vemos. Foto de Markus Winkler

Lo que está pasando: de compartir a boicotear

Se dice que en las redes sociales hay muchos activismo de sillón o «slacktivism». Tal vez nuestra foto negra no resolviera mucho como tributo a George Floyd, el hombre que murió a manos de la policía en Minneapolis.

Más allá de oscuridad y opacidad hace falta visibilizar, porque lo preocupante está ante los ojos de todos.

Puede que debamos tener en cuenta la opinión de algunos usuarios a los que el racismo SÍ les afecta directamente.

Una vez más, gracias a nuestro impulso como usuarios-consumidores ya sea apoyando campañas, posturas o entrando en el juego de ‘posicionarnos’, hemos dado el permiso a Facebook para dominar las redes sociales. En abril de este año el uso de WhatsApp, Instagram y Facebook se disparó. Todas, propiedad de la misma compañía.

La cifra habla por sí sola: 2.498 millones de usuarios en todo el mundo sólo en Facebook. Si en 2016 la empresa de Mark Zuckerberg influyó en la elección de Trump ¿podría hacerlo otra vez? Y sobre todo ¿cómo podría influir esta reelección populista a nuestras vidas y al resto del planeta?

Hace ya tiempo que Facebook descubrió que sus algoritmos provocaban una intensa polarización 

Enrique Dans

Muchos expertos, entre ellos Enrique Dans, indican que existen documentos internos que «revelan que no solo lo descubrieron, sino que conscientemente, decidieron ignorarlo, dejarlo pasar, y aprovecharse de ello» en favor del tiempo que los usuarios están en la red social y lo que significa para los ingreso por publicidad.

Grupo de jóvenes en baño público revisando sus redes sociales /  Foto de Roman Odintsov
Grupo de jóvenes en baño público revisando sus redes sociales / Foto de Roman Odintsov

Durante los tres meses de confinamiento muchos usuarios descubrieron también las bondades de TikTok, un lugar ‘divertido’ donde se puede pasar el rato. Esta app en apariencia inofensiva en realidad es totalmente parásita del usuario, roba literalmente toda la información de la actividad que éste genera.

Al mismo tiempo y en menos de dos meses de esa noticia, la aplicación nipona demostró la fuerza que tienen sus usuarios cuando se unen en una causa común, como los recientes boicots a Trump, tanto a su tienda online como a su mitin en Tulsa.

Porque el boicot no lo creó un algoritmo manipulado, fue creado por los usuarios.

Lo que no estamos viendo

  • Nuestra forma de comunicarnos se ha marketizado.
  • Es necesario seguir trabajando en la responsabilidad individual y social para compartir información y noticias de manera responsable.
  • Las redes sociales son capaces de modificar la realidad.
  • Debemos responsabilizarnos de nuestras opiniones y no tratarlas como verdades absolutas.
  • El boicot está en manos de todos y pueden hacerse a marcas y empresas de cualquier tamaño.
  • La publicidad recibida en redes sociales es debido a toda la información que ofreces, desde los ‘likes’ hasta conversaciones privadas con otros usuarios.
  • Existen diferencias entre libertad de expresión y favorecer conversaciones para generar conversión y ventas.
  • Debemos saber con certeza los datos que obtienen las redes sociales y el uso que se hace de ellos.
  • Las redes sociales se acogen a unas políticas de uso globales propias, no a las constituciones nacionales.

Nosotros no somos los usuarios inocentes del 2000 y las redes sociales, tampoco.


Foto de portada Alexander Sinn

Actualizado el mayo 21, 2023

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